El drama de un vecino de Algeciras que vive en una furgoneta con su madre enferma

Periodista
20 de Abril de 2023
El drama de un vecino de Algeciras que vive en una furgoneta con su madre enferma. En esta imagen, Mihai junto a su madre.

"Yo sé que hay muchas personas pasándolo mal, con dificultades, pero yo estoy ya desesperado y no sé a quién más acudir". Este es el ruego, casi la súplica, de Mihai Diaconeasa, un vecino de 51 años de Algeciras que lleva meses viviendo en un furgoneta con su madre enferma de 87 años. En noviembre del pasado año fueron desahuciados de su vivienda tras no poder hacer frente a más cuotas de la hipoteca.

Natural de Rumanía, pero residente en Algeciras desde 2005. Mihai, nos cuenta a través del teléfono, vino a esta ciudad por amor, "pero ya me quedé aquí por trabajo". En 2006 compró una vivienda que, tras el estallido de la crisis económica de 2008, no pudo continuar pagando. "El banco se quedó entonces con el piso y estando yo dentro con mi madre lo acabó vendiendo a un fondo buitre. Pedí en su momento varias moratorias a través de un abogado de oficio que me ha llevado el caso, presentando toda la documentación que hacía falta, pero nada, acabaron denunciándome a mí y a mi madre por usurpación". La madre de Mihai tiene 87 años y sufre Parkinson, una enfermedad que, en un estado ya muy avanzado, la mantiene prácticamente inmóvil, "la muevo del colchón a la silla de ruedas y de la silla al colchón". Asegura que lleva más de un año esperando el reconocimiento de la Ley de la Dependencia

La madre de Mihai tiene 87 años y sufre Parkinson, una enfermedad que la mantiene prácticamente inmóvil.

 

Mihai acreditó en el Juzgado la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra, con una madre enferma a su cargo. "En el Ayuntamiento me redactaron un informe de vulnerabilidad y en los servicios sociales me dijeron que no me preocupase, que en mi caso era imposible que me echaran de mi casa".

Algo que finalmente no fue así. El pasado mes de noviembre tuvo lugar el desalojo. "Nos echaron deprisa y corriendo, de malas formas. No pude ni recoger bien nuestras cosas. Mi madre lo pasó muy mal. Su estado mental es muy sensible y pasar por este trauma no creo que fuese necesario. Menos mal que tenía la furgoneta", se consuela.

Explica que los servicios sociales del Ayuntamiento le ofrecieron alojamiento en un hostal. "Estuvimos allí un tiempo, pero como yo tenía algo de dinero, si me quedaba más tenía que pagar aquello. Yo tenía ya unos billetes comprados para viajar a Rumanía y me fui entonces con mi madre. Mi padre estaba allí, muy enfermo, y pudimos al menos viajar y despedirnos de él antes de que falleciera". Tras pasar el invierno en Rumanía, decidieron volver a Algeciras hace casi dos meses. "Ya no tenemos más familia y pasar el invierno allí, en una casa que no estaba acondicionada para el frío, fue muy duro". 

Mihai se mantiene con algunos ahorros y ganando algo más con "las chapuzas" que le encargan sus amigos. "Yo en realidad podría pagar un alquiler, algo bajito, de una casa con una habitación para los dos y baño, no necesitamos más. Pero es que la cosa está muy difícil. Es complicado encontrar algo así, te piden muchos requisitos". Señala que se encuentra inscrito en el registro de demandantes de una vivienda de protección oficial. "Pero me dicen que no hay".

La furgoneta en la que vive desde hace meses Mihai y su madre.

Asegura que no quería dar visibilidad a esta complicada situación porque pensaba en todo momento que "era algo pasajero, que se acabaría solucionando, pero no ha sido así". El colmo de todo ha sido una avería de la furgoneta en la que pernocta con su madre. "La furgoneta dejó de arrancar hace unos días y ya desesperado pedí ayuda a través de Facebook. Unos muchachos que saben de mecánica me ayudaron. Era un cable que hemos soldado y listo. Ahora se para solo de vez en cuando", explica Mihai, que se va moviendo con su furgoneta por Algeciras. "Ahora que estoy en la calle me doy cuenta que esta es una ciudad muy ruidosa, así que voy buscando los sitios más tranquilos".

Reconoce que el proceso judicial que ha atravesado ha sido "muy complejo" con "muchos trámites administrativos, con requisitos que ni entendía y mucho papeleo que a veces he podido no haber entregado a tiempo". Sin embargo, declara con seguridad que "conmigo se ha hecho una injusticia. He pedido al Juzgado todo esto por escrito, todo los papeles del juicio y demás, porque quiero continuar adelante, denunciar esto a Estrasburgo si hace falta y ante la opinión pública". Se despide con una última demanda, básica y elemental: tener acceso a una vivienda.