La calle Sevilla
Es, a su vez, una de las zonas más cofrades y una de las más gastronómicas del centro algecireño. Pasos y calles se dotan entre sí de encanto para crear una de las partes del recorrido preferidas por los algecireños a la hora de disfrutar de su Semana Santa. La mayoría de cofradías carga sus pasos de palio y sus pasos de misterio por esta línea fronteriza del barrio de San Isidro.
Bar Dioni, en la calle Sevilla, Lunes Santo
Entre el ramillete de bares destaca por su solera el Dioni, bar Alhambra en su nombre oficial, un clásico de más de medio siglo de vida que durante esta Semana de Pasión se convierte en un palco de lujo que solo los más avispados o los más tempraneros se pueden permitir. Cuestan menos sus archiconocidas tapas de pescaito frito, de callos y los caracoles y cabrillas que en estas fechas ya comienzan a asomar sus mal llamados cuernos.
Otro clásico es el bar Chiqui, que también es lugar de peregrinaje durante otras fiestas algecireñas como el famoso 24 de diciembre. El habilidoso tándem que forman sus propietarios despliega un amplio abanico de tapas entre las que no pueden faltar el choco a la plancha, sus verduras rellenas o el tan algecireño montadito de hígado con tocino. Disfrutar de sus propuestas no está reñido con empaparse del ambiente cofrade, sobre todo si se es capaz de coger el codiciado balconcillo o la mesita exterior.
Plaza Neda
La calle Sevilla desemboca por uno de sus lados en la famosa Plaza Neda, donde las numerosas terrazas enmarcan la famosa plazoleta, un mirador de excepción para disfrutar de la subida de los pasos por la calle Buen Aire.
La Gloria, establecimiento con alma taurina, es un punto privilegiado para sentir ese tramo de ascensión hacia el barrio San Isidro mientras se disfruta de sus propuestas que van de las clásicas a algunas más modernas, o combinando ambas. Un ole merecen su risotto con puntillitas y foie, sus carnes a la brasa o los guisos.
La Virgen de las Lágrimas, desde la Plaza Neda.
Para vistas más panorámicas está la terraza de Las Duelas. Allí lucen las raciones y las tapas fuera de carta que, junto a sus tostas y croquetas casera, se ha situado en una referencia del arte del tapeo algecireño. En la acera de enfrente, La Tintorería cuenta también con un espacio amplio donde disfrutar de los pasos que discurren por la calle Sevilla en su marcha al barrio de San Isidro mientras se degusta, por ejemplo, su famoso mortero de patatas bravas o la hamburguesa retinta.
Calle Convento
O Alfonso XI, o la calle del Ayuntamiento. Muchos nombres y más bares en otro de los puntos claves de la Semana Santa algecireña. En plena carrera oficial encontramos La Cata, una cervecería donde los montaitos son los dueños y señores. Hay para todos los gustos. Por su puerta pasan todos las cofradías con la solemnidad que requiere su paso por delante del paso de autoridades.
La Cata, en plena carrera oficial.
Unos metros más allá, encarando ya la Plaza Alta, se encuentra otro testigo de excepción de la Semana de Pasión de Algeciras: La Brujidera. Una bodeguita donde el jamón, el queso, las tapas frías y los guisos, entre otras propuestas, se paladean al ritmo de las bandas y de alguna saeta que lanza desde los balcones del Casino de Algeciras.
Alejándose un poco de la plenitud de la carrera oficial y de los recorridos cofrades se puede saborear otros templos gastronómicos. Lo son, cada uno con su particular estilo, La Venencia, El Querido, La Tapería de Lola, La Muralla y otros que van abriendo sus puertas. Para todos los paladares.
San Isidro
Casa del Medinacelli y la Esperanza, vive el Martes Santo su día grande. Sus calles, fachadas y sus recoletas plazas dan un realce sin igual a la Semana Santa de Algeciras. Ningún visitante debería perderse los ascensos de los pasos al cielo del barrio cofrade por excelencia.
En una esquina de su más castiza plaza, la de la parroquia que da nombre al barrio más alto del centro, se recoge el Bar Troya, que mantiene la esencia de su apertura en 1951 pero que ha conseguido reconvertirse en uno de los pocos establecimientos del centro donde disfrutar de los típicos cartuchos de pescaito de la bahía y las raciones de mariscos. Un rincón -en toda la extensión de la palabra- cofrade, taurino y carnavalero según toque. Y mucho algecireñismo en su ambiente y sus paredes. Un lugar inmejorable para esperar la partida o el regreso del Señor de Algeciras.
Estos son algunos de los muchos establecimientos en los que degustar una buena comida con un vino, un refresco o una cerveza mientras se siente el ambiente o se cruza miradas con la Semana Santa de Algeciras que sigue en constante crecimiento. No hay mejor termómetro que pasearse por estos u otros de los bares del centro de la ciudad, por los más cercanos al circuito cofrade o por otros más alejados, y comprobar que están hasta arriba.
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Es, a su vez, una de las zonas más cofrades y una de las más gastronómicas del centro algecireño. Pasos y calles se dotan entre sí de encanto para crear una de las partes del recorrido preferidas por los algecireños a la hora de disfrutar de su Semana Santa. La mayoría de cofradías carga sus pasos de palio y sus pasos de misterio por esta línea fronteriza del barrio de San Isidro.
Entre el ramillete de bares destaca por su solera el Dioni, bar Alhambra en su nombre oficial, un clásico de más de medio siglo de vida que durante esta Semana de Pasión se convierte en un palco de lujo que solo los más avispados o los más tempraneros se pueden permitir. Cuestan menos sus archiconocidas tapas de pescaito frito, de callos y los caracoles y cabrillas que en estas fechas ya comienzan a asomar sus mal llamados cuernos.
Otro clásico es el bar Chiqui, que también es lugar de peregrinaje durante otras fiestas algecireñas como el famoso 24 de diciembre. El habilidoso tándem que forman sus propietarios despliega un amplio abanico de tapas entre las que no pueden faltar el choco a la plancha, sus verduras rellenas o el tan algecireño montadito de hígado con tocino. Disfrutar de sus propuestas no está reñido con empaparse del ambiente cofrade, sobre todo si se es capaz de coger el codiciado balconcillo o la mesita exterior.
Plaza Neda
La calle Sevilla desemboca por uno de sus lados en la famosa Plaza Neda, donde las numerosas terrazas enmarcan la famosa plazoleta, un mirador de excepción para disfrutar de la subida de los pasos por la calle Buen Aire.
La Gloria, establecimiento con alma taurina, es un punto privilegiado para sentir ese tramo de ascensión hacia el barrio San Isidro mientras se disfruta de sus propuestas que van de las clásicas a algunas más modernas, o combinando ambas. Un ole merecen su risotto con puntillitas y foie, sus carnes a la brasa o los guisos.
Para vistas más panorámicas está la terraza de Las Duelas. Allí lucen las raciones y las tapas fuera de carta que, junto a sus tostas y croquetas casera, se ha situado en una referencia del arte del tapeo algecireño. En la acera de enfrente, La Tintorería cuenta también con un espacio amplio donde disfrutar de los pasos que discurren por la calle Sevilla en su marcha al barrio de San Isidro mientras se degusta, por ejemplo, su famoso mortero de patatas bravas o la hamburguesa retinta.
Calle Convento
O Alfonso XI, o la calle del Ayuntamiento. Muchos nombres y más bares en otro de los puntos claves de la Semana Santa algecireña. En plena carrera oficial encontramos La Cata, una cervecería donde los montaitos son los dueños y señores. Hay para todos los gustos. Por su puerta pasan todos las cofradías con la solemnidad que requiere su paso por delante del paso de autoridades.
Unos metros más allá, encarando ya la Plaza Alta, se encuentra otro testigo de excepción de la Semana de Pasión de Algeciras: La Brujidera. Una bodeguita donde el jamón, el queso, las tapas frías y los guisos, entre otras propuestas, se paladean al ritmo de las bandas y de alguna saeta que lanza desde los balcones del Casino de Algeciras.
Alejándose un poco de la plenitud de la carrera oficial y de los recorridos cofrades se puede saborear otros templos gastronómicos. Lo son, cada uno con su particular estilo, La Venencia, El Querido, La Tapería de Lola, La Muralla y otros que van abriendo sus puertas. Para todos los paladares.
San Isidro
Casa del Medinacelli y la Esperanza, vive el Martes Santo su día grande. Sus calles, fachadas y sus recoletas plazas dan un realce sin igual a la Semana Santa de Algeciras. Ningún visitante debería perderse los ascensos de los pasos al cielo del barrio cofrade por excelencia.
En una esquina de su más castiza plaza, la de la parroquia que da nombre al barrio más alto del centro, se recoge el Bar Troya, que mantiene la esencia de su apertura en 1951 pero que ha conseguido reconvertirse en uno de los pocos establecimientos del centro donde disfrutar de los típicos cartuchos de pescaito de la bahía y las raciones de mariscos. Un rincón -en toda la extensión de la palabra- cofrade, taurino y carnavalero según toque. Y mucho algecireñismo en su ambiente y sus paredes. Un lugar inmejorable para esperar la partida o el regreso del Señor de Algeciras.
Estos son algunos de los muchos establecimientos en los que degustar una buena comida con un vino, un refresco o una cerveza mientras se siente el ambiente o se cruza miradas con la Semana Santa de Algeciras que sigue en constante crecimiento. No hay mejor termómetro que pasearse por estos u otros de los bares del centro de la ciudad, por los más cercanos al circuito cofrade o por otros más alejados, y comprobar que están hasta arriba.
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Bar Troya, en San Isidro. Foto: Yolanda Olivares.
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