Un recorrido por el patrimonio de La Línea

22 de Julio de 2020
iglesia
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La monotonía y las prisas diarias a menudo nos impiden disfrutar de los valores arquitectónicos, históricos y culturales con los que convivimos. En 8Directo/La Calle Real, con motivo del 150 aniversario de La Línea, recorremos de la mano de la asociación Protección Histórica Linense (PHL) los edificios más destacados de esta ciudad y que ya forman parte de nuestro patrimonio. Un patrimonio a veces ignorado y necesario que se estudie, se comparta y se proteja. 

La Línea de la Concepción surge concretamente en los alrededores de lo que hoy es la Plaza de la Constitución, producto de la inmigración del siglo XIX cuando acaban las guerras napoleónicas y la población busca un lugar seguro, cercano por ejemplo a aliados como Gibraltar. Las primeras edificaciones de esta zona datan de 1810. En 1870, cuando la segregación del municipio de San Roque, el núcleo urbano de La Línea se extendía desde la avenida España a la calle del Sol y de La Explanada al Paseo Fariñas.

La Iglesia de La Inmaculada

De marcado estilo colonial, la Iglesia de La Inmaculada se asoma en pleno corazón de la zona centro de la ciudad, siendo uno de los edificios más emblemáticos de este lugar. Esta parroquia comenzó a construirse en 1873. Unos trabajos que, financiados por iniciativa popular, se paralizaron en algunos momentos, concluyendo finalmente su construcción en 1879. “En la aduana se llegó a poner una especie de peaje, un cepillo, para que todo el que pasara dejase un dinero para la construcción de la iglesia”, explica José Martínez Téllez, presidente de Protección Histórica Linense. 

Salvada de sufrir algún daño durante la Guerra Civil, destaca de su interior su retablo del siglo XVIII y la imagen titular de la Inmaculada Concepción, obra del artista sanroqueño Luis Ortega Bru. La planta de la iglesia está constituida por tres naves. La central es mucho más elevada que las dos laterales y está separada de éstas por arcos de medio punto que se apoyan sobre pilastras.

Interior de La Inmaculada. Foto: Nacho Márquez.

El mercado de La Concepción

El mercado de La Concepción se construyó en 1882. Tan sólo ocho años después de la segregación del municipio de San Roque, La Línea proyectó un mercado al nivel de los que entonces sólo disponían las capitales de provincia. “En un pueblo con un origen tan comercial como este, con el poder de su burguesía, apostaron desde el principio por un mercado como los de capital de provincia. La Sociedad Nacional de Arquitectos llegó a dedicarle un reportaje en su inauguración”, señala Martínez Téllez.

Este edificio, declarado Bien de Interés Cultural en 2007, fue construido por el mismo arquitecto de la plaza de toros y el matadero municipal, Adolfo del Castillo Escribano. Existe un proyecto planteado para su rehabilitación.

Interior del mercado de La Concepción. Imagen de archivo.

La plaza de toros 

La plaza de toros fue construida en 1883 por la iniciativa privada de quien fue el tercer alcalde de la ciudad, Luis Ramírez Galuzo. Se construyó en terrenos de su propiedad, colindantes con los huertos de Pedro Vejer. “A esos terrenos le decían El Arenal y la gente, viendo construir aquella mole, le llamaron la plaza de toros del Arenal”, destacan en Protección Histórica Linense.

Con un coso en forma de polígono regular de 49 lados y 59 metros de diámetro de ruedo, es uno de los edificios con mayor carácter de la ciudad, levantándose como epicentro de la extensión de la ciudad y sirviendo de punto de comunicación entre la zona más residencial y el centro histórico. En su origen llegó a contar con dos plantas. Una fisonomía que se quiere recuperar con el proyecto de rehabilitación integral de esta plaza de toros, unas obras actualmente en ejecución, y que transformarán este edificio en un centro cultural multiusos que sirva de revulsivo al desarrollo de esta zona. 

Interior de la plaza de toros. Actualmente en obras. Imagen de archivo.

Villa Saccone

El siglo XIX estuvo marcado por la eterna lucha de clases; entra la nobleza, con títulos pero con un deteriorado poder adquisitivo, y la burguesía, sin títulos pero crecientes en fortuna. Saccone fue uno de estos últimos. Un comerciante italiano que amasó una importante fortuna y que se estableció en esta zona. Aquí en La Línea, en los terrenos de la huerta de San José, propiedad del primer alcalde de la ciudad, Lutgardo López, Saccone diseñó y construyó su propia villa.

La Villa Saccone, que data de 1874, cuenta con un palacete de estilo victoriano que durante un tiempo albergó el Ayuntamiento de la ciudad y actualmente acoge el Museo Cruz Herrera. En las zonas verde de alrededor, Saccone proyectó también una pequeña construcción en forma de castillo que servía para esconder la noria que daba riego a todos los jardines. “Esto es lo que se llama arquitectura grotesca. El lugar donde él vivía, un burgués, lo construyó a lo grande, y el castillo, que representa a la nobleza, lo hizo en pequeño”, comenta Martínez Téllez. Ramírez Galuzo compró esta propiedad en 1921. También existe otro proyecto de cerramiento y restauración de estos jardines. 

Palacete Saccone. Actualmente alberga el Museo Cruz Herrera.

Las casas burguesas

Los orígenes comerciales de esta ciudad también tienen su reflejo, como no, en su arquitectura. El centro histórico de la ciudad está salpicado de casas burguesas que todavía resisten y conviven con las nuevas edificaciones. El Ayuntamiento de La Línea ha puesto en marcha, con la colaboración de Protección Histórica Linense, una ruta turística por estas casas burguesas, con un total de 14 construcciones de este estilo. Una de las más destacadas es la casa de Los Villar, en plena calle Real, anterior propiedad del padre de la esposa de Villar, Bartolomé Lima.

Un momento de la ruta por las casas burguesas de la ciudad. Imagen de archivo.

La casa de los chinitos

Es sin duda una de las casas más singulares de la ciudad y que todos los linenses reconocen como parte de su patrimonio. Fue construida en 1905 por Emilio Gallego, un albañil que trabajaba en Gibraltar y que después de cada jornada cargaba con los restos de azulejos y porcelana que se rompían y descartaban. “En Gibraltar descubrieron unos baños árabes y parece que a él ese estilo le llamó mucho la atención y quiso recrear algo así en su casa. Es una casa humilde con mucho encanto. El patio de atrás imita a la fachada del Patio de Los Leones de La Alhambra”, añade Martínez Téllez.

Esta casa, conocida popularmente como la de los chinitos, está completamente cubierta de restos de porcelana, tanto en su exterior como en su interior, también las habitaciones y el patio. Durante un tiempo fue también un bar, el de la Media Luna. Es un edificio, recientemente restaurado por la familia propietaria, protegido por el Plan General de Ordenación Urbana.

Otros monumentos de interés

En nuestro paseo por esta ciudad también nos detenemos en populares monumentos como el de Las Tres Gracias. Una escultura situada en la Plaza de la Iglesia, obra de Nacho Falgueras e inspirada en el cuadro homónimo del insigne pintor linense José Cruz Herrera. También lleva la firma de Nacho Falgueras el monumento al trabajador español en Gibraltar. Un homenaje a las miles de personas que trabajaron, y trabajan, en Gibraltar, cruzando cada día la frontera con esta población. Muy cerca de esta frontera, en el paseo marítimo de Poniente, se levanta un monumento dedicado al famoso cantaor flamenco Camarón de la Isla, que residió buena parte de su vida en esta ciudad. Esta escultura también es obra de Nacho Falgueras. 

La arquitectura defensiva

La Línea, anterior a su constitución como municipio independiente, cuenta con otros edificios de interés. El más antiguo en uso es la Torrenueva, conocida popularmente como la torre. Se trata de una de las muchas almenaras construidas en el siglo XVI como parte del sistema de torres de vigilancia costera frente a la incursión de piratas. También destaca el yacimiento del fuerte de Santa Bárbara como vestigio de La Línea de Contravalación levantado entre 1730 y 1736 por Isidro Próspero de Verboom. Por otro lado, el edificio más antiguo del germen de esta ciudad es el de La Comandancia que, junto al Cuartel Ballesteros, forman parte de los restos de esta arquitectura defensiva y militar. Muestra también de la posición estratégica de esta ciudad existe la ruta de los búnkeres. Un recorrido por los numerosos fortines construidos en La Línea, frente a Gibraltar, con motivo de la II Guerra Mundial.

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