De sobra es conocida la cultura industrial del Campo de Gibraltar, la vitalidad de su tejido productivo en este sector económico y la capacidad profesional de las personas trabajadoras que desde hace años desarrollan su actividad en el primer polo industrial de Andalucía y segundo del Estado, que se asienta en estas tierras del sur del sur.
La satisfacción de haber conseguido tener un polo industrial de estas dimensiones en el Campo de Gibraltar y la capacidad de haberlo ido adaptando y evolucionando ante los retos que imponen los tiempos: sostenibilidad, siniestralidad laboral, competitividad, debe servirnos para que la resiliencia aprendida nos permita afrontar los nuevos desafíos.
Una industria dura desde el punto de vista medioambiental debe ser el portal de entrada a una nueva producción industrial sostenible que, en el terreno de los nuevos combustibles y fuentes de energía, entre otros, está llamada a darnos importantes alegrías si somos capaces de gestionarlo con talento.
La sostenibilidad es, hoy por hoy, un factor de competitividad en el que nuestra industria comarcal asevera haberse afianzado en los últimos años, pero en el que es necesario seguir avanzando. La permanente mejora de nuestros sistemas productivos en este terreno deber ser una premisa insoslayable, además de una exigencia inexcusable para los nuevos desarrollos de proyectos industriales.
El sector industrial genera un importante volumen de empleo y lo hace con unos estándares de calidad bastante aceptables; siendo por ello que el mercado de trabajo del Campo de Gibraltar tiene en el sector de la industria, al igual que lo tiene en la logística, la oportunidad clave para mitigar la excesiva dependencia de un sector tan estacional como es el de Servicios.
La cantidad y la calidad en el empleo tiene en el sector industrial un aliado fundamental que forma parte importante de nuestro mercado de trabajo y que debe mejorar su posicionamiento; habida cuenta de sus repercusiones positivas en la economía de las personas trabajadoras que desarrollan su desempeño profesional en este sector.
No podemos pasar por alto la importancia que la Formación Profesional tiene a la hora de dar respuesta a las demandas de profesionales que hace un sector como el industrial en permanente cambio. Una mano de obra convenientemente formada supone un valor añadido y condición de posibilidad para un correcto desarrollo de nuestro potencial industrial.
Este es un terreno en el que la correcta planificación de la oferta formativa da respuesta a los retos y demandas del mercado de trabajo. Para ello se hace imprescindible la cooperación entre las autoridades educativas, las admiraciones públicas y la representación sindical.
Solo bajo estas premisas será efectiva la apuesta que en el terreno de la Formación Profesional anuncian el conjunto de las administraciones públicas.
La seguridad y la prevención de riesgos laborales deben ser un compromiso central del conjunto de agentes que intervienen en la actividad productiva del sector industrial en la comarca. De hecho, es uno de los elementos en los que pone su acento la AGI en su informe anual.
Desde la parte social es considerado igualmente una de las prioridades clave de su acción sindical, que sin desdeñar los avances y registros en este terreno, consideran que aún queda mucho por mejorar.
CCOO considera que la prevención de riesgos laborales no puede convertirse en una mera estadística de siniestralidad, tal y como está ocurriendo en algunas empresas que tratan de ocultar los accidentes laborales con múltiples estratagemas, despreciando las causas que los han provocado y situando las cifras maquilladas por encima de la realidad. En este terreno resulta clave el papel de la inspección de trabajo.
Tenemos un potente cuerpo legislativo y un importante desarrollo técnico en materia de prevención, su plena aplicación son un reto de presente.
En otro orden de cosas, cabría destacar los elementos que lastran el desarrollo de las potencialidades económicas que en este sector productivo y que, no por conocidas, tienen menor importancia. Las infraestructuras.
Esta comarca, sus agentes sociales, económicos e institucionales, tienen demandas históricas que son elementos sustanciales para su desarrollo económico, tales como: las infraestructuras de comunicación, con especial importancia en la conexión ferroviaria; la conexión con el hidroducto que planifica el Gobierno de España y que resulta clave en el proceso de comercialización futura del hidrógeno verde que se producirá en nuestra zona, las infraestructuras que tienen que ver con el agua, tanto en la reutilización de aguas, como en la modernización de las conducciones para evitar pérdidas o la presa de Gibralmedina.
Para conseguirlas, resulta clave la superación de localismos estériles y la construcción de un discurso consensuado de comarca en este terreno, que posibilite una voz única del Campo de Gibraltar, y en la que el Consejo Económico y Social de la comarca debe estar llamado a ser un interlocutor privilegiado.
Finalizar sosteniendo que, con talento, sensibilidad ambiental, planificación adecuada, participación social y amplitud de miras, el sector industrial está llamado a darnos múltiples alegrías a la sociedad campogibraltareña.