Cuando la muerte no es el final

El paso unificado de la Buena Muerte y el Mayor Dolor dejó una estampa sobrecogedora en una noche de Viernes Santo marcada por la emoción contenida · Los cargadores, al unísono, entonaron ‘La muerte no es el final’, mientras el pueblo acompañaba en un respetuoso silencio

Sofía Furse.
Periodista
19 de Abril de 2025
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Las 20.00 horas de la tarde. Un toque: la llamada. Ha llegado el momento. Es Viernes Santo de la Buena Muerte, y al otro lado de las puertas del templo aguardan los fieles, expectantes por este reencuentro que es uno de los grandes momentos de la Semana Santa Barreña. Este año, como novedad, Mayor Dolor se ha incorporado sobre el mismo paso, compartiendo esa misma agonía contenida que contagia el Cristo de la Buena Muerte.

Guiados por el capataz, los cargadores se han dejado la piel para que Madre e Hijo brillaran sobre sus hombros. Y vaya si lo hicieron. Con pasos pequeños y tirando de coordinación, fuerza y labios apretados, llevaron a los titulates al esperado reencuentro con su pueblo. Sonaba en ese momento la Banda de Música Maestro Infantes de Los Barrios y las voces de los propios cargadores, que entonaban 'La muerte no es el final', de Cesáreo Gabaráin (1991).

Tú nos dijiste que la muerte
No es el final del camino
Que aunque morimos no somos
Carne de un ciego destino... 

 

Un momento de sobrecogimiento y de solemnidad que se entremezclaba con las voces de algunos presentes que se animaban a acompañar a los cargadores en algunos versos. 

La Hermandad de la Buena Muerte y el Mayor Dolor realizó su estación de penitencia partiendo desde la Plaza de la Iglesia. El cortejo recorrió las calles Mayor, Sol, Santísimo, Cervantes, Alcaría, Alta y La Plata, para continuar por Consuelo, Los Francos y Jesús María y José, regresando finalmente a la Plaza de la Iglesia y al templo.