Las manos de Dios

Bordadoras, costureras y floristas hacen una labor esencial para que la Semana Santa brille cada año

Sandra Domínguez, Sofía Furse, Mari Ángeles Benito y Belén Jiménez
31 de Marzo de 2023
Las manos de Dios: Bordadoras, costureras y floristas hacen una labor esencial para que la Semana Santa brille cada año.
Las manos de Dios: Bordadoras, costureras y floristas hacen una labor esencial para que la Semana Santa brille cada año.

La fe se arremolina entorno al templo. Los nervios dentro y fuera de la puerta. Una llamada y la luz cruza el umbral para dar paso a la procesión. Antes de ese momento, muchas manos han trabajado calladas, como una oración intimista, para que deslumbre el esplendor de los pasos, de los nazarenos y del cortejo. Son las manos artesanas de las bordadoras, de las costureras, de los floristas, la mano amiga del dependiente de una mercería. Son las manos de Dios cada Semana Santa.

Bordadoras de paciencia

Como una oración callada. Una paciente y cuidada plegaria que no se detiene. Una puntada, otra y otra. Cabeza abajo. Sin prisa, pero sin pausa. En los diferentes talleres de bordados del Campo de Gibraltar la fe se siente y también se toca, cobrando forma en cada diseño, en cada bastidor y pespunte.

Grupo de bordado de la Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.

Grupo de bordado de la Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.

Aquí el tiempo parece que se detiene, que el tic tac del reloj va a otro ritmo. “La palabra que más nos repiten es paciencia. Y sí, hace falta mucha paciencia, pero también constancia; constancia sobre todo”, comparte con 8Directo Fuensanta Corrales, hermana mayor del Medinaceli y La Paz de Los Barrios y miembro también de este taller de bordados que cumple diez años.

Este solo es uno de los muchos talleres de esta comarca en los que se hace vida de hermandad al tiempo que se engrandece con estas obras de arte el patrimonio cofrade. “Esto ya quedará para siempre. Cuando ves tu trabajo luciendo en la calle y ves como una mano se alarga y lo toca no pienso en que se pueda estropear, lo que veo es fe y eso nos llena de orgullo”, destaca Antonia Gil, bordadora linense con más de 30 años de experiencia al frente de diferentes talleres, con una decena de personas en cada proyecto. Le preocupa, eso sí, la falta de jóvenes que tomen el relevo en estos menesteres. En las tareas de dar forma, simétrica y armoniosa, a este puzzle de Dios bordado en hilo de oro.

Antonia Gil, bordadora linense. Foto: Sandra Domínguez.
Antonia Gil, bordadora linense. Foto: Sandra Domínguez.
Bordado en oro por Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.
Bordado en oro por la Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.

Coser por pasión

Es la precisión. El patronaje. El toque personalizado de cada uno de los elementos. Es coser, bordar. Un perfecto planchado. Es ver el brillo de los ojos de los más pequeños nazarenos al lucir, por primera vez, una de las túnicas elaboradas por Fuensanta Martín Bernal, de 62 años. Toda una vida dedicada al mundo de la costura y del bordado. Es la autoexigencia, las pruebas de vestimenta, los cambios de última hora. “Tiene que gustarte mucho. Tienes que hacerlo más de corazón que por dinero”, reflexiona.

Bordado por Fuensanta.
Una de sus creaciones para el Cristo Rey, bordado por Fuensanta. Foto: S.F.

Una pasión que le viene de la mano de su tía, que tenía un taller de bordados. Un amor que no fue a primera vista, pero que se fue fraguando con los años. “Hago un boceto que sufre cambios sobre la marcha. Jamás hago dos iguales. Cada cosa lleva mi esencia”, comenta.

Hace catorce años que sus manos comenzaron a crear las túnicas de los costaleros del Santo Entierro de Algeciras. También fue camarista del Cristo Yacente. Ahora, ya jubilada, hace bocetos para sus fieles y los convierte en realidad, además de encargos específicos a hermandades. “La ilusión hace que todo compense”, recalca Fuensanta Martín, que enseña con orgullo una de sus creaciones para el Cristo Rey, que se engrandece con el corazón sentido, bordado y confeccionado por la algecireña.

Fuensanta Martín cose una túnica de nazareno. Foto: Sofía Furse.

Fuensanta Martín cose una túnica de nazareno. Foto: Sofía Furse.

La tienda de siempre

María José Paredes, propietaria de la mercería sanroqueña Modas J. Carlos, comienza a preparar la Semana Santa en enero. “A partir de las navidades empiezo a llamar a los proveedores, porque termina Carnaval, y la gente y las hermandades comienzan a prepararse”, asegura para 8Directo.

Tras el mostrador de su tienda, ubicada en la calle Nueva de San Roque, María José tiene a mano todo lo que vende para la Semana Grande: los cíngulos de cada hermandad sanroqueña, guantes, fajines y demás productos relacionados con el avituallamiento de los costaleros y la Semana Santa en general. Incluso esta comerciante sanroqueña se encarga de forrar los botones.

“Las hermandades y las costureras nos traen las telas de cada túnica, y nosotros nos encargamos de forrar los botones de forma artesanal”, comenta la propietaria. Desde su humilde negocio, María José Paredes declara que el parón de la pandemia no le ha afectado en sus ventas de Semana Santa. “Aquí la Semana Santa se vive muchísimo, por lo que el parón que supuso la pandemia nos afectó, pero no en las ventas de cara a Semana Santa”, confiesa la dueña. “Cuando se pudo volver a procesionar las ventas y el negocio en sí volvió como si nada hubiera pasado”, añade.

El color de los pasos

El exorno floral de los pasos de Semana Santa es un elemento esencial para embellecer las imágenes. Durante la Semana de Pasión todas las miradas están puestas en los pasos y en sus detalles y es por ello que las cofradías no se la juegan y dejan esta labor en manos de profesionales. En Algeciras, Francisco Benítez es el encargado desde hace más de 30 años de realizar los exornos florales de las hermandades.

Regenta la floristería familiar de La Bajadilla y se encarga de adornar todos los pasos de las 14 cofradías que salen en la ciudad algecireña. El primero fue el Nazareno y poco a poco el resto de hermandades le encargaron a su floristería este trabajo tan especial. “Lo primero que hay que saber es qué quiere cada cofradía, el tipo de flores y el color, luego hay que buscarlas con un plazo de antelación no superior a diez días para que se mantengan lo más frescas posible”, explica.

Las jarras de los Pasos de Palio se preparan en el almacén y el día antes de la salida, el paso se termina de adornar en el templo. Los Pasos de Misterio se adornan íntegramente el día de antes. Un paso puede llevar entre 4.000 y 5.000 flores. Las más demandadas son los claveles, los lirium y las rosas, aunque en los últimos años se está ampliando la variedad de especies para la Semana Santa.

Pocos pueden vivir el momento que vive Francisco cada Semana Santa. Quedarse a solas con la imagen del Cristo o la Virgen frente a frente mientras adorna el paso es un privilegio al alcance de muy pocas personas. “Es un momento muy bonito. Para mí es un orgullo poner las flores. Cuando estás frente a las imágenes siempre me acuerdo de alguien que lo necesite y les pido por esa persona”, confiesa el florista.

Grupo de bordado de la Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.

Grupo de bordado de la Hermandad del Medinaceli y la Paz de Los Barrios. Foto: Sandra Domínguez.