DE ALGECIRAS AL CIELO: El último adiós de su pueblo

Un artículo de la periodista María E. Selva para el Especial Paco de Lucía de 8Directo.

María E. Selva
25 de Febrero de 2024
Miles de algecireños despiden a su paisano Paco de Lucía. Fotografías: Andrés Carrasco.

El sol arañaba un nuevo amanecer en Algeciras cuando ya corría la voz. Ya escuchaba su silencio. La Bajadilla se despertaba sin su genio, el más sencillo, sin su Paco de Lucía. Sin lugar a dudas la peor de las noticias. En esta Algeciras presente no había ni hay un referente de tal magnitud para medir el impacto social y mediático de su muerte, dolorosa y repentina. Su compadre Victoriano Mera fue protagonista involuntario ese día: “Se ha ido la persona más importante nacida en la historia en Algeciras”. 

Enmudeció el flamenco en el mundo, pero si había un sitio especial esa mañana, ese era La Bajadilla. Hasta quienes no le conocieron en vida lo sentían con un profundo pesar.No había más que ver la trascendencia de la noticia de su fallecimiento para abrir los ojos ante la dimensión de su hazaña. No había medio de comunicación que no situara en el mapa su lugar de nacimiento. Mérito del cual se encargó él en vida. 

Esta ciudad tan querida y denostada, ávida de paisanos y paisanas valientes que la defiendan, se encontró vacía sin su máximo exponente. Un hombre que se colocaba el nombre de su tierra en cualquier rincón del mundo y la amarraba a su memoria, la añoraba y la reconocía con su extensa timidez. El día 25 de febrero de 2014 se erigió como una indeseable efemérides. De esos tristes días ya nos queda el recuerdo de las emociones sentidas, de ese látigo frío que nos recorre por dentro cuando algo le ocurre a una persona cercana, aunque realmente lo cercano era la admiración a su talento.

Desde el vacío que dejó en su barrio a la bulla en la calle Alfonso XI, el murmullo del gentío, la lluvia entre paraguas, los aplausos por bulerías, las lágrimas rotas al cante. Nada de lo que estábamos por vivir se parecía a algo vivido. Casi tres días estuvo su tierra esperándole. De México a Algeciras pasando por el Auditorio Nacional de Madrid. 

Capilla ardiente en el salón de plenos de la Casa Consistorial de Algeciras.

La Casa Consistorial en horas se reinventó en un santuario flamenco para acoger su capilla ardiente. Un trabajosilencioso que para muchos y muchas se quedará grabado. Pero todo parecía poco esos días y estaba latente el nerviosismo por estar a la altura de un hombre que no tenía techo. 

En la madrugada del 28 de febrero al 1 de marzo, pasada la medianoche, llegó el coche fúnebre al Ayuntamientoabriéndose camino entre una marea humana de aplausos a compás. No era cualquier día, era el día de Andalucía y como dijo Estrella Morente: “Las cuerdas de la guitarra están llorando, ay lloran por Paco de Lucía”. Si hubiera que soñar una despedida para nuestro genio, qué maldita y bonita casualidad que fuera bajo el arropo de un día tan nuestro.

Algeciras le abrió la puerta a sus seres queridos, a su gente… todo el mundo quería darle un último adiós y entre la sencillez de sus paisanos se iban mezclando grandes artistas a los que, con respeto, se veía pasar con íntima emoción. Este goteo de personas perduró durante toda la madrugada hasta la mañana siguiente, minutos antes de la misa fúnebre en la Parroquia de Nuestra Señora de la Palma, en el corazón de la Plaza Alta.

"Las cuerdas de la guitarra están llorando, ay lloran por Paco de Lucía". 

Si hubiera que atrapar un recuerdo vivido de esas largas horas de duelo fue el traslado de sus restos mortales desde el Consistorio al templo. Es una imagen clavada para quienes lo vivimos en directo. Rompió a llover, caíanlágrimas del cielo, mientras los aplausos a compásempujaban a sus amigos y familiares, los cuales sostenían el féretro en una carrera oficial de apenas unos metros. 

Miles de personas arroparon a su familia a pie de calle, desde los balcones. Algeciras se volcó como nunca se había visto. No cabía un alma en nuestro más sagrado templo. El sentir era unánime, de algún modo su gente supo agradecer y reconocer su deseo de descansar en la tierra que le vio nacer. Fue imposible convertir en íntimo un momento que para su familia era el inicio de un duelo, pero para los algecireños era el adiós a su divino genio. 

Emoción en el sepelio en el Cementerio Viejo de Algeciras.

Fueron apenas unas horas en las cuales Algeciras se paralizó y se abrió al mundo, decenas de periodistas, conexiones en directo, cámaras, micrófonos. Desde el New York Times a Le Mond, Bild, Il Messaggero, Globo, Telegraph, BBC, El Clarín, CNN…más de medio mundo se hacía eco de su fallecimiento, esas mismas personas que también sabían que el guitarrista nació en Algeciras, su pueblo. 

 

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